Bueno como tenia que viajar esa tarde, fuí temprano, como a las 11:30, te daban una bolsita con un poncho impermeable (precavidos los organizadores), una Inka Cola y un llaverito rascuachin de DIRCETUR, debemos haber estado entre los primeros en llegar pues casi no habia cola, el local estaba vacio y no habian empezado a preparar la comida en los stands de los restaurantes de lujo pero más o menos 10 min luego ya empezaron a servir.
Yo probé el tataki de trucha que era un pescado cocido al vapor, luego cortado en trocitos con salsa de soya y chimichurri, muy rica la combinación, muy fresca y rosadita la trucha andina, pero le faltaba un acompañante, talvez un rollito de arroz o una papita, pues la presentación tampoco era muy buena. Le doy unas 3 puntos de 5. En el mismo stand estaba tambien cerdo macerado en una salsa de sauco y no sé que más con maki de quinua que era un rollito de algas con quinua graneada y un olluquito. Tenia un aspecto tentador pero como no como cerdo me lo perdí.
Luego probé el majado de papa del HUACATAY para complementar el plato anterior, este si fue de mi total satisfacción. Era un plato sencillo, un puré de papa en rondonella, con granos de choclo (choclo es el maíz fresco) de adorno, perejil picado y una guarnición de arrúgula (mi verde favorito, hace tiempo buscaba esta plantita y el chef me dijo que lo cultivan en Huayoccari!! Ahora si podre encontrarlo) y unos chips en forma helicoidal de arrakacha (muy vistosos visualmente) todo esto aliñado con unas salsitas que parecian hechas de aji amarillo y tomates y un pedacito de queso fundido con un crust de ajonjolí. Pues 5 puntos tanto a la presentación como al sabor y la complementaridad nutricional pues tenia un balance entre carbohidratos, hojas verdes y proteina. Un plus fue también el chef, que no sé quien era pues no tenia en membrete con su nombre, pues nos estuvo platicando y respondiendo a nuestras preguntas mientras esperabamos, pues eso al principio pues luego había tanta gente que supongo que ya no tendría tiempo. Ellos también tenían un solterito de habas muy similar en presentación que el majadito, pero la novedad es que en vez del challhuascha (pescado diminutos de los lagos altoandinos secos y salados) clásico tenia charqui de alpaca.
Otros platos que llamaron mi atención fueron el Ají relleno con papa y queso que era un aji amarillo relleno sobre un pure de papa y queso, tambien me pareció interesante, el cheesecake de choclo serrano, y el wantan de trigotto y alpaka que estuve tentada a probar por que queria comer alpaka pero no lo llegué a probar por su falta de un acompañante como el tataki. Debí haber probado un postre más, también que para ese entonces el local estaba a reventar todas la mesas llenas y unas colas inmensas en cada stand y odio hacer colas. Para mi sorpresa las colas más largas estaban en los platos cusqueños tradicionales, como lechón y tamales, chiriuchu, etc, yo me había propuesto probar cosas nuevas, un chicharrón o un picarón uno lo puede probar cualquier día de la semana en su sitio favorito, no es todos los días que uno puede probar uno de los platos de los cacareados restaurantates de lujo, a precio de coste (unos $1.3 osea que los otros $29 que le cobran a uno en el local deben ser por el “ambiance”) y con porciones que deben ser cercanas a las que ellos sirven (ya es clásico el chiste de que en estos restaurantes “juegan a la comidita”), pues o los cusqueños tienen paladares conservadores o simplemente había muchos turistas ansiosos de probar los platos regionales. De cualquier forma todo se acabo muy rápido, el día anterior a las 3 ya se había acabado todo, esta vez los stands trajeron el doble de porciones (dicen unas 1000 en los de lujo).
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